Algunas veces, la nostalgia nos cubre como esa semitransparente nube de niebla que cubre la cordillera de El Crucero o Las Nubes en mi lejana Nicaragua. Es una nube fría que trae consigo una ola de memorias que nadie puede explicar mejor que esta canción de Katia Cardenal:
He dejado mi casa, mis gatos
La arboleda en el fondo del patio
Y la flor de una noche
Que aparece en enero
Y se esconde en abril
He dejado la piedra quemada
El azufre por las madrugadas
Despertando volcanes
Que parece que duermen
Si se asoma el sol
La arboleda en el fondo del patio
Y la flor de una noche
Que aparece en enero
Y se esconde en abril
He dejado la piedra quemada
El azufre por las madrugadas
Despertando volcanes
Que parece que duermen
Si se asoma el sol
Katia ha sufrido una transformación necesaria a través de los años. De una intérprete consumada se transformó en una escritora profunda, apasionada, cuyas letras destilan emoción palpable. Definitivamente hemos ganado una autora necesaria e imprescindible.
Tejer las banderas y borrar las fronteras ha sido un tema que se ha mostrado en varias canciones incluyendo Casa Abierta que publicara junto a su ya fallecido hermano Salvador Cardenal quien era el compositor detrás de los éxitos cosechados durante la época de "oro" del dueto que formaron durante muchos años (El Dúo Guardabarranco).
Si no han escuchado su agradable música y profunda lírica, les invito a hacerlo. Sea a través del visionado de algunos de los videos disponibles en Youtube o adquiriendo alguno de sus discos compactos o en formato mp3 disponibles en numerosas plataformas.
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El Imprescindible Sueño de una Noche de Verano donde interpreta las canciones del cubano Silvio Rodríguez.
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