viernes, 11 de febrero de 2022

¿La Inteligencia es enemiga de la Felicidad?

 Esta mañana después de disfrutar de un delicioso café proveniente de las montañas de Nicaragua y mientras contemplaba la blanca nieve cayendo al otro lado de mi ventana, reflexionaba sobre un artículo que leí sobre el caso de un genio. A los seres humanos nos gusta compararnos, clasificarnos. Otorgarnos más o menos “valor” en función de ciertos atributos. Más alto. Más bonito. Más delgado. Más saludable. Más inteligente.

Y he ahí un punto interesante. Pensamos que la inteligencia nos diferencia de los otros animales. Hasta tal punto en que nos consideramos superiores o incluso como no pertenecientes a ese estado biológico comparando niveles de conciencia y hasta racionalidad por medio de artilugios complicados que llamamos ciencia. Leí alguna vez que se ha estudiado la inteligencia en varios animales y hay cierto tipo de cuervos que muestran una inteligencia increíble. Se ha estudiado la inteligencia de los ratones entrando y saliendo de complicados laberintos. La inteligencia de los grandes simios a quienes incluso se les ha enseñado lenguaje de señas para comunicar sus sentimientos y sus alegrías y sus tristezas. Humanizándolos.

En esa avalancha de pensamientos y reflexiones me encontraba cuando cayó en mis manos ese artículo de Kim Ung-Yong, el ser humano que ha tenido, según cuenta la leyenda, el Coeficiente Intelectual más alto jamás registrado. Y cómo nos gustan los números, aquí repetiré lo que leí entonces, 210 puntos. Para establecer alguna referencia, bastaría con indicar que genios de consenso como Einstein o Newton, se dice que tenían un IQ de 205. Al pensar en personas con estas habilidades extraordinarias, pensamos en superhéroes capaces de lograr maravillas. Agentes de cambio. Todo gran poder conlleva una gran responsabilidad a cómo le dijo el tío al hombre araña.

De Ung-Yong, se cuenta una historia. Estaba sentado en su cuna y repentinamente, a su madre le pareció escuchar algo. Volteó a ver al bebé y entonces se dio cuenta que estaba diciendo muchas palabras. Tenía 6 meses. A tan tierna edad estaba conversando con ella. A los 9 meses hablaba oraciones completas. Al año hablaba el coreano fluidamente. Antes de los 4 años ya hablaba español, alemán e inglés. A los 5 ya resolvía ecuaciones diferenciales. Cumplió su PhD a los 15 años con notas casi perfectas en todas las asignaturas y fue contratado por la NASA haciendo investigación relacionada con astrofísica. Pero luego algo ocurrió. Luego de diez años trabajando ahí renunció a todo. ¿Por qué un genio de tal grandeza con el mundo a sus pies deja lo que podría considerarse para muchos como el sueño dorado? Ah, la felicidad. Kim no era feliz. Había sufrido de una niñez secuestrada. Había complacido a todos en esa cultura en la que se valora tanto la excelencia académica y había seguido los caminos mostrados por todos hasta que, poco a poco, su auténtico yo fue emergiendo para mostrar la belleza más grande de su interior, cual metamorfoseada monarca que brilla con todos sus colores. Obviamente llegó a ver los hilos detrás de todo y decidió largarse.

¿Quién decidió que Ung-Yong iba a ser el mesías que cambiaría el mundo? Ciertamente no fue él. Los medios que incluso hoy en día lo siguen retratando como un caso fallido del genio brillante que podría haber cambiado al mundo tal y como lo conocemos. El genio “desperdiciado”. El, sin duda alguna ama lo que hace enseñando en una universidad a jóvenes estudiantes, haciendo investigaciones de forma periódica y compartiendo con sus amigos y en su entorno familiar. El mismo es quien decidió vivir bajo sus propias normas y expectativas.

“La Sociedad no debería juzgar a nadie con normas unilaterales. Cada persona tiene diferentes niveles de aprendizaje, esperanzas, talentos y sueños, y deberíamos respetar eso. La gente siempre trata de ser alguien especial descuidando su propia felicidad, que podría ser considerada ordinaria para otros”.

Kim Ung-Yong

 

(El texto está basado en el artículo original, publicado en inglés y que se encuentra

https://medium.com/publishous/what-the-smartest-man-in-the-world-can-teach-you-about-happiness-70df47394782

accesado el 11-Febrero-2022)

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