Steve Jobs fue un personaje que conocí y comencé a estudiar poco después de su muerte. Como persona interesada en los negocios y en especial en las personas emprendedoras que tratan de dejar una buena marca en el mundo, un verdadero legado, me dediqué a la lectura del libro de Walter Isaacson.
Les comparto las ideas que me resultaron más interesantes de la vida fascinante de este interesante personaje que nos acompañó en nuestro camino por el mundo.
Disfruten.
Steve Jobs
(Walter Isaacson)
Su historia, por tanto, está llena de enseñanzas sobre
innovación, carácter, liderazgo y valores. La vida de un genio capaz de
enfurecer y seducir a partes iguales.
Las personas lo suficientemente locas como para pensar
que pueden cambiar el mundo son las que lo cambian.
La creatividad que puede desarrollarse cuando se
combina el interés por las ciencias y las humanidades con una personalidad
fuerte era el tema que más me había interesado en las biografías escritas sobre
Franklin y Einstein, y creo que serán la clave para la creación de economías
innovadoras en el siglo XXI.
«¡Oh! ¡Quién tuviera una Musa de fuego que escalara /
al más brillante cielo de la invención».
Eichler, inspirado por la visión de Frank Lloyd Wright
de crear viviendas modernas y sencillas para el ciudadano estadounidense de a
pie, construía casas económicas que contaban con paredes de cristal del suelo
al techo, espacios muy diáfanos, con columnas y vigas a la vista, suelos de
bloques de hormigón y montones de puertas correderas de cristal.
No solo había descubierto que era más brillante que
sus padres. También se dio cuenta de que ellos lo sabían.
(Sobre sus maestros y la escuela)
Estuvieron a punto de hacerme perder todo atisbo de
curiosidad».
Si no pueden mantener su interés, la culpa es de
ustedes».
«sabían que la culpa era del colegio por tratar de
hacer que memorizara datos estúpidos en lugar de estimularme».
(Sobre la comida vegetariana)
Nunca antes había probado una comida tan buena. En ese
momento comencé a apreciar las verduras y las frutas orgánicas».
Pensaba que la religión era mejor cuanto más énfasis
ponía en las experiencias espirituales en lugar de en los dogmas. «El
cristianismo pierde toda su gracia cuando se basa demasiado en la fe, en lugar
de hacerlo en llevar una vida como la de Jesús o en ver el mundo como él lo
veía —me decía—. Creo que las distintas religiones son puertas diferentes para
una misma casa. A veces creo que la casa existe, y otras veces que no. Ese es el gran misterio».
Por aquella época causaban furor entre los soldadores.
«Todas las piezas de los kits de Heath venían con un código de colores, pero el
manual también te explicaba la teoría de cómo funcionaba todo —apuntó Jobs—. Te
hacía darte cuenta de que podías construir y comprender cualquier cosa.
La satisfacción de recibir un salario y ahorrar para
conseguir un objetivo fueron muy emocionantes».
«Recuerdo cómo me contaba que la ingeniería era el
nivel más importante que se podía alcanzar en el mundo —contó más tarde Steve
Wozniak—. Era algo que llevaba a la sociedad a un nuevo nivel».
«Mi padre creía en la honradez, en la honradez
absoluta. Esa es la lección más importante que me enseñó. Nunca miento, ni
siquiera ahora».
Le resultaba más sencillo establecer contacto visual
con un transistor que con una chica, y adoptó el aspecto macizo y cargado de
espaldas de alguien que pasa la mayor parte del tiempo encorvado sobre una
placa base.
Se enorgullecía de ser un ingeniero de hardware, lo
que significaba que los chispazos inesperados resultaban algo rutinario.
Quería ser como un huérfano que hubiera estado dando
vueltas por todo el país en tren y hubiera aparecido de la nada, sin raíces,
sin conexiones, sin pasado.
«Era más filosófico que las otras personas con las que
trabajaba —comentó Bushnell—. Solíamos discutir sobre el libre albedrío y el
determinismo. Yo tendía a creer que las cosas estaban predeterminadas, que
estábamos programados. Si tuviéramos una información absoluta, podríamos
predecir las acciones de los demás. Steve opinaba lo contrario». Ese punto de
vista coincidía con la fe de Jobs en el poder de la voluntad para alterar la
realidad.
La intuición es algo muy poderoso, más que el
intelecto en mi opinión, y ha tenido un gran impacto en mi trabajo.
El pensamiento racional occidental no es una
característica innata del ser humano; es un elemento aprendido y el gran logro
de nuestra civilización. En las aldeas indias nunca han aprendido esta técnica.
Les enseñaron otras cosas, que en algunos sentidos son igual de valiosas, pero
no en otros. Ese es el poder de la intuición y de la sabiduría basada en la
experiencia.
Si te limitas a sentarte a observar el mundo, verás lo
inquieta que está tu mente. Si tratas de calmarla, solo conseguirás empeorar
las cosas, pero si le dejas tiempo se va apaciguando, y cuando lo hace deja
espacio para escuchar cosas más sutiles. Entonces tu intuición comienza a
florecer y empiezas a ver las cosas con mayor claridad y a vivir más en el
presente.
Aprendí la verdad del zen que afirma que quien está
dispuesto a viajar por todo el mundo para encontrar un maestro, verá cómo
aparece uno en la puerta de al lado.
Aprendimos a ignorar las distracciones.
Para Wozniak, aquello mostraba una diferencia
fundamental entre sus personalidades. «A mí siempre me importó la ética, y
todavía no comprendo por qué él cobraba una cantidad y me contaba que le habían
pagado otra diferente —apuntó—. Pero bueno, ya se sabe, todas las personas son
diferentes».
Según él, Jobs es una persona compleja, y la
manipulación es simplemente una de las facetas más oscuras de los rasgos que le
han llevado al éxito.
«Hay algo indefinible en todo emprendedor, y yo vi ese
algo en Steve —apuntó—. No solo le interesaba la ingeniería, sino también los
aspectos comerciales. Le enseñé que si actuaba como si algo fuera posible,
acabaría siéndolo.
En El mito de la máquina, el historiador Lewis Mumford
alertaba de que los ordenadores estaban arrebatándonos la libertad y destruyendo
«valores enriquecedores». Una advertencia impresa en las fichas perforadas de
aquella época —«No doblar, perforar o mutilar»— se convirtió en un lema de la
izquierda pacifista no exento de ironía.
«Los inventores del siglo XXI eran un grupo de hippies
con sandalias que fumaban hierba y venían de la Costa Oeste, como Steve. Ellos
veían las cosas de forma diferente —afirmó—. Los sistemas jerárquicos de la
Costa Este, de Inglaterra, Alemania o Japón no favorecen este tipo de
pensamiento. Los años sesenta crearon una mentalidad anárquica que resulta
fantástica para imaginar un mundo que todavía no existe».
Popular Mechanics, que mostraba en cubierta el primer
kit para un ordenador personal, el Altair. El Altair no era gran cosa
—sencillamente, un montón de componentes al precio de 495 dólares que había que
soldar en una placa base y que no hacía demasiadas cosas—, pero para los
aficionados a la electrónica y los hackers anunciaba la llegada de una nueva
era. Bill Gates y Paul Allen leyeron la revista y comenzaron a trabajar en una
versión de BASIC para el Altair. Aquello también llamó la atención de Jobs y de
Wozniak, y cuando llegó un ejemplar para la prensa a la People’s Computer
Company, se convirtió en el elemento central de la primera reunión del club que
French y Moore habían decidido crear.
El socio principal quedó impresionado —y parecía
encontrarse ante un dilema—, pero al final dijo que aquello no era algo que
Hewlett-Packard pudiera desarrollar. Aquel era un producto para aficionados a
la electrónica, al menos por el momento, y no encajaba en el segmento de
mercado de alta calidad al que ellos se dedicaban. «Me decepcionó —recordaba
Wozniak—, pero ahora ya era libre para pasar a formar parte de Apple».
-*-*-*
Wayne dejará por la presente declaración de participar
en calidad de “Socio”». El escrito señalaba que, en pago por su 10 % de la
compañía, recibiría 800 dólares, y poco después otros 1.500.
Si se hubiera quedado y mantenido su participación del
10 %, a finales del año 2010 habría contado con una cantidad de aproximadamente
2.600 millones de dólares. En lugar de ello, en ese momento vivía solo en una
pequeña casa de la población de Pahrump, en Nevada, donde jugaba a las máquinas
tragaperras y vivía gracias a los cheques de la seguridad social.
-*-*-*-*-
Todos los ordenadores actuales utilizan fuentes de
alimentación conmutadas, y todas son una copia del diseño de Rod». A pesar de
toda la brillantez de Wozniak, esto no es algo que él pudiera haber hecho. «Yo
Volvió a visitar a Nolan Bushnell, en esta ocasión
para pedirle que invirtiera algo de dinero y aceptara una participación
minoritaria en la compañía. «Me pidió que pusiera 50.000 dólares y a cambio me
entregaría un tercio de la compañía —comentó Bushnell—. Yo fui listísimo y dije
que no. Ahora hasta me resulta divertido hablar de ello, cuando no estoy
ocupado llorando».
«La sencillez es la máxima sofisticación».
Siempre había sido temperamental e irritable.
Wozniak merece el reconocimiento por haber diseñado su
impresionante placa base y el software que la acompañaba, lo que representó una
de las mayores hazañas de la invención individual del siglo. Sin embargo, fue
Jobs quien integró las placas de Wozniak en un conjunto atractivo, desde la
fuente de alimentación hasta la elegante carcasa. También creó la empresa que
se levantó en torno a las máquinas de Wozniak. Tal y como declaró
posteriormente Regis McKenna: «Woz diseñó una gran máquina, pero todavía
seguiría arrinconada en las tiendas para aficionados a la electrónica de no
haber sido por Steve Jobs». Sin embargo, la mayoría de la gente consideraba que
el Apple II era una creación de Wozniak. Aquello motivó a Jobs a ir en pos del
siguiente gran avance, uno que pudiera considerar totalmente suyo.
En ocasiones era capaz de distorsionar la realidad, no
solo para los demás, sino incluso para sí mismo. En el caso del embarazo de
Brennan, sencillamente lo expulsó de su mente. Cuando se vio obligado a
afrontar la situación, negó saber que él era el padre, a pesar de que reconoció
que había estado acostándose con ella. «No tenía la certeza de que fuera hijo
mío, porque estaba bastante seguro de que yo no era el único con el que se
había estado acostando —me contó más tarde—. Ella y yo ni siquiera estábamos
saliendo cuando se quedó embarazada.
Resulta interesante ver cómo, a la luz de su propio
pasado, hubo una opción que rechazó de plano. «Insistió e insistió en que no
entregara al bebé en adopción», comentó ella.
Estaba dispuesto a arrastrarme ante el tribunal con mi
bebé y a tratar de demostrar que yo era una puta, que cualquiera podría haber
sido el padre de mi hija».
quería un producto
que, según sus propias palabras, dejara una marca en el universo.
«Estamos inventando el futuro —le dijo Jobs al final
de una presentación de tres horas—. Piensa que estás haciendo surf en la cresta
de una ola. Es una sensación emocionante. Ahora imagínate nadando como un
perrito detrás de la ola. No sería ni la mitad de divertido. Vente con nosotros
y deja una marca en el mundo». Y
Atkinson lo hizo.
Entre sus visionarios estaba el científico Alan Kay,
que seguía dos grandes máximas también compartidas por Jobs: «La mejor forma de
predecir el futuro es inventarlo» y «La gente que se toma en serio el software
debería fabricar su propio hardware».
El asalto de Apple al Xerox PARC ha sido descrito en
ocasiones como uno de los mayores atracos industriales de todos los tiempos. En
ocasiones, hasta el propio Jobs respaldaba con orgullo semejante teoría. «Al
final todo se reduce a tratar de estar expuestos a las mejores obras de los
seres humanos y después tratar de incluirlas en lo que tú estás haciendo
—declaró en una ocasión—. Picasso tenía un dicho: “Los artistas buenos copian y
los artistas geniales roban”, y nosotros nunca hemos tenido reparo alguno en
robar ideas geniales».
«Aquello me hizo darme cuenta del poder de la
inocencia —reconoció Atkinson—. Fui capaz de hacerlo porque no sabía que no
podía hacerse».
Jobs no fue nada sentimental con aquellos que lo
habían acompañado en su camino. «Steve es todo menos una persona leal
—reconoció Andy Hertzfeld, un antiguo ingeniero de Apple que, no obstante,
seguía manteniendo la amistad con él—. Es lo opuesto a la lealtad. Necesita
abandonar a la gente más cercana».
Fui pobre por voluntad propia cuando asistí a la
universidad y viajé a la India, y llevé una vida bastante sencilla incluso
cuando trabajaba.
Ahora los estudiantes ni siquiera piensan en términos
idealistas, o al menos no en la misma medida. Lo que está claro es que no dejan
que los problemas filosóficos de hoy en día roben demasiado tiempo a sus
estudios». Según él, su generación era diferente.
«Cree que hay pocas personas especiales (Einstein,
Gandhi y los gurús a los que conoció en la India), y que él es uno de ellos
—afirmó Hertzfeld—. Así se lo dijo a Chrisann. En una ocasión llegó a sugerirme
que era un iluminado. Como
Nietzsche».
El objetivo nunca fue el de superar a la competencia o
ganar mucho dinero, sino el de fabricar el mejor producto posible, o incluso
uno todavía mejor».
«La sencillez es la máxima sofisticación».
«Quiero que sea tan hermoso como se pueda, incluso si
va a ir dentro de la caja. Un gran carpintero no utiliza madera mala para la
parte trasera de una vitrina, aunque nadie vaya a verla».
A lo largo de su carrera, a Jobs siempre le gustó
verse a sí mismo como un rebelde iluminado que debía enfrentarse a imperios
malvados, como un guerrero jedi o un samurái budista que se enfrenta a las
fuerzas de la oscuridad.
«Desde el primer Mac hasta el último iPhone, los
sistemas de Jobs siempre han estado sellados a cal y canto para evitar que los
usuarios puedan trastear con ellos y modificarlos»,
«Todos contamos con
un período de tiempo muy breve en este mundo —le dijo al matrimonio mientras se
sentaban a la mesa aquella mañana—. Probablemente solo tengamos la oportunidad
de hacer unas cuantas cosas que de verdad sean excepcionales y de hacerlas
bien. Ninguno de nosotros tiene ni idea de cuánto vamos a estar aquí, y yo
tampoco, pero tengo la sensación de que debo lograr muchas de esas cosas
mientras todavía soy joven».
«Bueno, Steve, creo que hay más de una forma de verlo.
Yo creo que es como si los dos tuviéramos un vecino rico llamado Xerox y yo me
hubiese colado en su casa para robarle el televisor y hubiera descubierto que
tú ya lo habías mangado antes».
Cuando miro a los ojos de la mayoría de la gente, veo
un alma. Cuando miro a los tuyos veo un pozo sin fondo, un hueco vacío, una
zona muerta». Tras esto, se
marchó.
Puede que algunos no comprendieran aquella obsesión
por un logotipo, y mucho menos que se pagasen 100.000 dólares por uno. Sin
embargo, para Jobs significaba que NeXT llegaba a la vida con una identidad y
un aspecto mundialmente reconocibles, incluso sin haber diseñado todavía su
primer producto. Tal y como le había enseñado Markkula, puedes juzgar un libro
por sus tapas, y una gran compañía debe ser capaz de atribuirse valores desde
la primera impresión que causa. Además, el logotipo era increíblemente moderno
y atractivo.
Como elemento central para el vestíbulo, Jobs le
encargó a I. M. Pei el diseño de unas grandes escaleras que parecieran flotar
en el aire. El arquitecto aseguró que no podía construirse algo así. Jobs
repuso que sí se podía, y se pudo. Años más tarde, Jobs convirtió ese modelo de
escaleras en un rasgo característico de las tiendas de Apple.
Me gusta creer que en ese momento de duda, antes de
que nuestro audaz futuro nos reclamara, compartimos juntos aquella posible vida
hasta llegar a una pacífica vejez, con un montón de nietos a nuestro alrededor
en una granja del sur de Francia, mientras transcurrían los días calmados,
cálidos y plenos como una hogaza de pan tierno, con nuestro pequeño mundo lleno
del aroma de la paciencia y la familiaridad.
Mi relación con el dinero es la de una herramienta que
sirve para ser independiente, pero no es algo que forme parte de quien soy».
Al final acabaron por comprar una lavadora y una
secadora de Miele, fabricadas en Alemania. «Aquellos electrodomésticos me han
hecho más ilusión que cualquier otro utensilio de alta tecnología en años»,
aseguró Jobs.
La lección que Jobs aprendió de sus días budistas era
que las posesiones materiales tendían más a entorpecer la vida que a
enriquecerla.
La realidad tiene la extraña costumbre de amoldarse al
sarcasmo.
Hay una razón sencilla: Jobs evitaba en ocasiones la
verdad. Helmut Sonnenfeld afirmó una vez, en referencia a Henry Kissinger: «No
miente porque tenga un interés especial en ello, miente porque forma parte de
su naturaleza».
«Decidir qué es lo que no se debe hacer es tan
importante como decidir qué se debe hacer —comentó—. Esto es válido para las
empresas y es válido para los productos».
La gente que sabe de lo que está hablando no necesita
PowerPoint».
«Hace falta mucho trabajo —afirmó— para que algo
resulte sencillo, para comprender de verdad los desafíos latentes y obtener
soluciones elegantes».
Mike Markkula le había enseñado desde un primer
momento a Jobs a «atribuir» —a comprender que la gente sí que juzga los libros
por sus portadas—, y por lo tanto a asegurarse de que todos los envoltorios y
embalajes de Apple señalaran que en el interior se encontraba una hermosa joya.
«Si algo no está bien, no basta con ignorarlo y
prometer que ya lo arreglarás más tarde —señaló—. Eso es lo que hacen otras
compañías».
El sello de una compañía innovadora no solo radica en
ser la primera presentando nuevas ideas. También tiene que saber cómo dar un
salto cualitativo cuando se encuentra en una posición de desventaja.
Eddy Cue, responsable de la tienda, predijo que Apple
vendería un millón de canciones en seis meses. En vez de eso, la tienda iTunes
vendió un millón de canciones en seis días. «Este momento quedará grabado en la
historia como un hito para la industria discográfica», declaró Jobs.
Cuando estás
fabricando algo para ti mismo, o para tu mejor amigo o para tu familia, no vas
a conformarte con cualquier chapuza. Si no te entusiasma algo, entonces no vas
a dar un paso más de lo necesario, no vas a trabajar ni una hora de más, no vas
a tratar de poner en duda el statu quo.
La curiosidad es muy importante.
Los pacientes se les aconseja que se aseguren de comer
frecuentemente y de mantener una dieta nutritiva con una gran variedad de
proteínas de la carne y el pescado, además de productos elaborados con leche
entera. Jobs nunca había hecho algo así, y no estaba dispuesto a hacerlo ahora.
Recordar que pronto
estaré muerto es la herramienta más importante que he encontrado nunca para
tomar las grandes decisiones de mi vida, porque casi todo —todas las expectativas
externas, todo el orgullo, todo el miedo a la vergüenza o al fracaso—
desaparece al enfrentarlo a la muerte, y solo queda lo que es realmente
importante.
Cuenta la leyenda que en la antigua Roma, cuando un
general victorioso desfilaba por las calles, iba acompañado en ocasiones de un
sirviente cuyo trabajo consistía en repetirle «memento mori», «recuerda que vas
a morir». El recordatorio de su condición de mortal ayudaba al héroe a mantener
la perspectiva de las cosas y a inculcarle humildad.
Aquello representaba el gran debate de la era digital:
sistemas abiertos contra sistemas cerrados o, según lo presentaba Jobs,
integrados contra fragmentados.
La página web humorística eSarcasm.com lanzó una
campaña llamada: «Sí, Steve, yo quiero porno». «Somos unos bellacos sucios y
obsesionados con el sexo que necesitan acceso a toda esa inmundicia las
veinticuatro horas del día —decía la página web—. Será eso o que nos gusta la
idea de una sociedad abierta y sin censura, en la que ningún tecnodictador
decide lo que podemos o no podemos ver».
Cuando el poder no se somete a un cierto control el
resultado no es bueno.
Me di cuenta de que, para los jóvenes, el mundo entero
es un mismo lugar. Cuando fabricamos nuestros productos, no pensamos en un
«teléfono turco», o en un reproductor de música que los jóvenes turcos quieran
y que sea diferente del que cualquier joven del resto del mundo pueda querer.
Ahora somos todos un mismo planeta.
«Tengo mucha suerte, porque en realidad no sabes en
qué te estás metiendo cuando te casas —afirmó—. Solo tienes una sensación
intuitiva de cómo van a salir las cosas. No podría haberme ido mejor, porque
Laurene no solo es lista y guapa, sino que resultó ser una muy buena persona».
Durante unos instantes, pareció estar al borde de las lágrimas. Habló de sus
otras novias, especialmente de Tina Redse, pero afirmó que había acabado por
tomar la decisión correcta. También reflexionó sobre lo egoísta y exigente que
él mismo podía llegar a ser. «Laurene tuvo que hacer frente a todo eso, y
también a mi enfermedad —comentó—. Ya sé que vivir conmigo no es un camino de
rosas».
No sabíamos gran cosa el uno acerca del otro hace
veinte años. Nos dejamos guiar por nuestra intuición; me hiciste flotar. Nevaba
cuando nos casamos en el Ahwahnee. Los años pasaron, llegaron los niños, los
buenos tiempos, los tiempos difíciles, pero nunca los malos tiempos. Nuestro amor
y respeto han sobrevivido y prosperado. Hemos pasado por muchas cosas juntos, y
ahora estamos en el lugar donde comenzamos hace veinte años —más viejos, más
sabios—, con arrugas en el rostro y en el corazón. Ahora conocemos muchas de
las alegrías, de los sufrimientos, de los secretos y de las maravillas de la
vida, y seguimos aquí juntos. Mis pies nunca han vuelto a tocar el suelo.
El “Dilema del innovador”, consiste en que la gente
que inventa algo suele ser la última en superarlo para crear algo nuevo, y no
tenemos ninguna intención de quedarnos atrás.
«Como muchos hombres con dones extraordinarios, Steve
no es extraordinario en todos los aspectos —comentó ella—. No tiene grandes
aptitudes sociales, como la de ponerse en la piel del otro, pero se preocupa
enormemente por darle un mayor poder a la humanidad, por lograr que avance y
poner las herramientas adecuadas en sus manos».
Jobs también atacó al sistema educativo
estadounidense. Aseguró que estaba terriblemente anticuado y que se veía
entorpecido por los reglamentos laborales sindicales. Hasta que desaparecieran
los sindicatos de profesores, no había apenas esperanzas de lograr una reforma
educativa. Según él, los profesores deberían ser tratados como profesionales y
no como trabajadores de una cadena de montaje industrial. Los directores
deberían tener la capacidad de contratarlos y despedirlos basándose en su
calidad. Las escuelas deberían permanecer abiertas hasta al menos las seis de
la tarde, y funcionar durante once meses al año. En su opinión, era absurdo que
las
Cuando llegó el turno de Jobs, resaltó la necesidad de
contar con más ingenieros preparados y sugirió que todos los estudiantes
extranjeros que obtuvieran su título de ingeniería en Estados Unidos deberían
recibir un visado para permanecer en el país.
«terapia molecular dirigida», resultaba más eficaz que
la quimioterapia tradicional, que ataca el proceso de mitosis de todas las
células del cuerpo, sean estas cancerígenas o no.
Hablamos mucho sobre la capacidad de concentración y
sobre cómo elegir a la gente.
La concentración fue el punto en el que más me centré.
Jobs planteó algunas preguntas sobre educación, y
Gates esbozó brevemente su visión acerca de cómo iban a ser las escuelas en el
futuro, en las que los alumnos verían por su cuenta las clases y las lecciones
en vídeo mientras utilizaban el tiempo lectivo para las discusiones y la
resolución de problemas. Ambos coincidieron en que los ordenadores, hasta el
momento, habían tenido un impacto sorprendentemente insignificante en los
centros educativos, mucho menor que en otros campos de la sociedad como los
medios de comunicación, la medicina o el derecho. Para que aquello cambiara, en
opinión de Gates, los ordenadores y los dispositivos móviles iban a tener que
centrarse en la forma de ofrecer lecciones más personalizadas y una mayor
motivación.
«Obama me ha decepcionado —afirmó—. Tiene problemas
para dirigir el país por su miedo a ofender a la gente, a cabrearla».
Comprendió lo que yo estaba pensando y asintió con una sonrisilla: «Sí, ese es
un problema que yo no he tenido nunca».
Astrónomo Johannes Kepler afirmó que «la naturaleza
adora la sencillez y la unidad». Lo
mismo le ocurría a Steve Jobs.
Comprarles un iPad a tus hijos no es la forma de
fomentar la idea de que el mundo es suyo para que lo desmonten y lo vuelvan a
construir; es una forma de decirle a tu prole que incluso el cambio de baterías
es algo que deberías dejarles a los profesionales».
Desgraciadamente, su formación zen nunca despertó en
él una calma o serenidad interior propias de esta filosofía, y eso también
forma parte de su legado.
Los líderes educados
y corteses que se preocupan por no molestar a los demás resultan por lo general
menos eficaces a la hora de forzar un cambio.
Creo que fue Henry Ford quien dijo una vez: «Si les
hubiera preguntado a mis clientes qué querían, me habrían contestado: “¡Un
caballo más rápido!”». La gente no sabe lo que quiere hasta que se lo enseñas.
Por eso nunca me he basado en las investigaciones de mercado. Nuestra tarea
estriba en leer las páginas que todavía no se han escrito.
A los grandes artistas como Leonardo da Vinci y Miguel
Ángel también se les daba muy bien la ciencia. Miguel Ángel sabía mucho acerca
de la extracción de las piedras en las canteras, y no solo sobre cómo ser un
escultor.
Odio que la gente se etiquete a sí misma como
«emprendedora» cuando lo que en realidad está intentando hacer es crear una
compañía para después venderla o salir a bolsa para poder recoger los
beneficios y dedicarse a otra cosa. No están dispuestos a llevar a cabo el
trabajo necesario para construir una auténtica empresa, que es la tarea más
dura en este campo. Así es como puedes hacer una contribución real y sumarte al
legado de los que vinieron antes que tú. Así es como construyes una compañía
que siga representando unos valores dentro de una o dos generaciones. Eso es lo
que hicieron Walt Disney, Hewlett y Packard, y las personas que construyeron
Intel. Crearon una compañía para que durase, y no solo para ganar dinero. Eso
es lo que quiero que ocurra con Apple.
Decidí que mi trabajo siempre sería el de asegurarme
de que el equipo era excelente, y si yo no lo hacía, nadie más iba a encargarse
de ello.
No paraban de evolucionar, de moverse, de refinar su
arte. Eso es lo que he intentado hacer siempre, mantenerme en movimiento. De lo
contrario, como dice Dylan, si no estás ocupado naciendo, estás ocupado
muriendo.
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