En el mundo del boxeo, era conocido con el sobrenombre del “cátcher”, término usado para aquel boxeador que utiliza su cabeza para “parar” los golpes de su contendiente. Wegner aguantaba los golpes del otro boxeador hasta que lograba cansarlo y ganaba la pelea o bien, hasta que lo noqueaban. Nunca tomó nota de la cantidad de golpes que tenía que recibir antes de caer noqueado en el ring.
Nunca notaba el dolor, si lo golpeaban de tal modo que estaba en malas condiciones, nunca volvía su mirada hacia el referee en búsqueda de ayuda. Era un peleador en el más puro sentido de la palabra. Cuando Wegner noqueó a Terry Henking en el onceavo round en Salt Lake City, el promotor de boxeo Don King, le ofreció la pelea por el título de campeonato mundial de peso pesado contra el entonces campeón George Foreman, pero cuando Alí derrotó a Foreman, Wegner se encontró en la situación de enfrentar al más grande de todos: Mohamed Alí. En la mañana del día de la pelea, Wegner le entregó a su esposa un negligé rosado y le dijo que pronto estaría durmiendo con el campeón mundial de peso pesado. Alí le propinó un nocaut técnico cuando sólo faltaban 19 segundos de la pelea. Hubo un momento, un momento glorioso en el noveno asalto cuando un golpe en el pecho de Alí causó la caída del campeón reinante. Wegner dijo más tarde que mientras Alí estaba caído en la lona, le dijo a su esquina Al Braveman: “¡enciende el carro, nos vamos al banco… somos millonarios! Entonces Al me dijo “mejor date la vuelta porque se está levantando!”. Después de la pelea, la esposa de Wegner sacó el negligé de su bolso y le dijo a Wegner “¿me voy al cuarto de Alí o él vendrá al mío?”. Esta anécdota no sería nada más que apenas merecedora de un pie de página para cualquier libro excepto por una pequeña cosa: un escritor en ciernes estaba viendo la pelea. Y repentinamente algo lo tocó. “Aquí está!” se dijo a sí mismo, y se fue a casa y comenzó a escribir. Escribió por tres días seguidos. Así fue como el escritor y actor Silvester Stallone describió el nacimiento del guión de “Rocky” la película ganadora del Oscar a James Lipton en el famoso “Actor´s Studio”. El estudio le ofreció la suma sin precedentes de 400,000 dólares a Stallone por el guión, pero declinó la jugosa oferta, eligiendo mejor 25,000 dólares y el derecho de hacer el papel de Rocky por el salario mínimo para un actor en ese entonces, 340 dólares por semana. El estudio también le hizo una oferta a Wegner, dado que la película estaba basada en su vida. El podía recibir un único pago de 70,000 dólares, o el 1% de los ingresos brutos de la película. Wagner decidió el pago garantizado y tomó los 70,000 dólares, una decisión que a la larga le costó ocho millones de dólares. Hoy en día Wegner vive en Bayon, y trabaja como vendedor de licores. Lo mismo ocurre cuando usted no toma en consideración todas sus posibilidades y solo piensa en el corto plazo. Si usted no cree que tiene algo de gran valor para ofrecer, nunca ganará verdaderamente con la gente. Lo que usted es, es el más grande activo que tendrá jamás.
Tomado de “25 Ways to Win with People” de John C. Maxwell
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