El libro toca muchos aspectos interesantes acerca de la manera en que se debe proceder a fin de lograr resultados exitosos en el manejo de una empresa. La filosofía milenaria de los chinos se pone de manifiesto y hay algunos puntos que me parecen muy interesantes. En una primera instancia la afirmación que la compañía tiene que ser capaz de aprovechar las oportunidades que crea, es decir que se trata no solamente de crear oportunidades, sino también tomar ventaja de las mismas. Por otro lado, existe una afirmación que algunos podrían considerar como osada: si actúa más rápido que la competencia, es posible compensar la escasez de los recursos disponibles. Esto significaría una esperanza en el camino para la mayoría de las Pymes en nuestro país, sin embargo el reto se pone de manifiesto puesto que necesitamos agilizar nuestros procesos, lo cual considero es una estocada a nuestra cultura organizacional de la parsimonia. La velocidad también guarda una relación directa con el enfoque de dicho ataque, es decir que es necesario atacar los puntos débiles y aprovechar las oportunidades que se presentan en el medio es decir que no se trata de ser rápido nada más sino que es necesario enfocar esa rapidez en el ataque a las debilidades del oponente, ya que hay que “ser audaz y agresivo”. La lectura indica que uno “no debe preocuparse si su competidor cuenta con más y mejor equipo. La velocidad supera esos impedimentos y permite aprovechar las oportunidades antes que el competidor”.
Otro de los aspectos relevantes es el hecho de “aprovechar la oportunidad”, ya nuestros abuelos lo decían en su frase “la oportunidad solo un copete tiene” pero al parecer esta sabiduría popular tiene eco en Sun Tzu, quien expresa que “uno no puede darse el lujo de desperdiciar una oportunidad”.
Uno de los aspectos que más me llamó la atención es el paradigma con que se trata el fracaso. El fracaso es considerado en nuestra cultura como una manifestación que necesita consolación así, cuando uno falla en la realización de alguna tarea tiende a la autocompasión más que a la búsqueda de nuevas oportunidades. En realidad pienso que esta es una característica de las personas con éxito, han sido capaces de perseverar en sus propósitos y ciertamente muchos de ellos son exitosos en cosas en las que han sido dotados de gran talento o en aspectos que han sabido desarrollar exitosamente. Han sabido tener la vista del águila para observar la presa de la oportunidad desde las alturas. En especial en el mundo de los negocios, han tenido una visión o lo que llamamos un “olfato” para encontrar oportunidades aún en tiempos de crisis.
El hecho de manifestar que es preciso consolidar el éxito y abandonar el fracaso y cuando tenga un avance considerable, explótelo, implica un cambio de paradigma muy preciso y que apunta en una dirección diferente a lo que hemos aprendido tradicionalmente. Significa que la naturaleza en realidad es muy sabia y nos entrega “luces”, “pistas” o “señales” del camino que debemos seguir o los talentos que debemos explotar. De tal manera que estos conceptos están muy relacionados. Es decir, estamos comprometidos con la calidad la cual debemos desempeñar de manera rápida, eficiente, a tiempo y el producto que hacemos debe aprovechar nuestras fortalezas, nuestros puntos fuertes, debe ser el producto de nuestros talentos personales o institucionales puesto que nuestro objetivo debe ser lograr posiciones diferentes que nos otorguen ventajas competitivas. Puesto que “ganar batallas y conquistar objetivos sin obtener ventajas de estos logros, es ominoso y puede describirse como una “pérdida de tiempo”.